Almudena Redondo Mata, del CIFP Escuela de Hostelería y Turismo Simone Ortega en Móstoles, es profesora Técnico de Cocina y Pastelería y ha sido nominada a Mejor Docente del Año 2020 en los Premios EDUCA ABANCA.

¿Qué significa esta nominación para ti?

Para mí, esta nominación ha sido toda una sorpresa; estoy muy ilusionada. Aunque reconozco que me defino más como profesional de la segunda fila, y no esperaba en absoluto esta recompensa, la nominación es un reconocimiento a nuestra función docente; especialmente en un curso tan complicado y lleno de retos como este que hemos vivido. Nuestro objetivo es dar siempre cabida a las dudas e incertidumbres que el alumnado plantea, sobre todo durante el difícil periodo de confinamiento que pasamos. La nominación reconoce mi trabajo, mi esfuerzo y dedicación, y eso es muy gratificante.

¿Qué características crees que debe tener un buen docente de FP?

En una palabra y en mayúsculas: VOCACIÓN; es el ingrediente vital, la materia prima que no puede faltar bajo ninguna circunstancia. Para mí, no cabe otra respuesta. Bien es cierto que, finalmente, a través de la vocación se aúnan la curiosidad ante la mejora, la capacidad de esfuerzo y la empatía. Son todas características personales, que van más allá del conocimiento y que hacen que los alumnos puedan ver un referente de actitud ante la vida, sea cual sea el ámbito de aplicación.

¿Qué metodología empleas en tus clases?

Mi metodología se fundamenta en tres pilares: exposiciones participativas, trabajo cooperativo y análisis de los resultados para fomentar la autocrítica. La especialidad a la que me dedico, Cocina y Pastelería, es eminentemente práctica, por lo que fomento el trabajo proactivo y colaborativo y me integro como un elemento más del engranaje del grupo. Además, me esfuerzo también a diario por trabajar la parte de tutorización y acompañamiento en el proceso formativo, ya sea a nivel conceptual o personal.

Según tu criterio, ¿cuál es la relación ideal estudiante-profesor?

Creo firmemente en la cercanía, pero no me olvido del papel que juega en el aula cada una de las partes implicadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje. No se nos puede pasar por alto que el respeto dentro del aula y fuera de ella es bidireccional; es precisamente esa interacción la que consigue relaciones fructíferas que propician los mejores resultados académicos y personales. Mi objetivo cada curso es claro: me esfuerzo por que el alumnado reconozca la figura del docente como el espejo al que mirarse.

¿A qué retos crees que se enfrentarán los docentes de FP en los años venideros?

Principalmente, los mayores retos estarán relacionados con la adecuación de nuestras enseñanzas a los nuevos entornos. Durante estos últimos años, se ha repensado la forma de preparar y presentar las clases; ahora se fomenta que la participación activa del alumnado sea uno de los elementos principales de su propio aprendizaje. Las técnicas de la información y la comunicación se han integrado totalmente en nuestro día a día y los docentes tenemos la responsabilidad de implementar de manera efectiva el uso de las nuevas herramientas, que, en la mayoría de los casos, el alumnado domina. El futuro demanda una mayor adaptación a los intereses y necesidades formativas del alumnado; es nuestro deber garantizarla.